miércoles, abril 28, 2010

Baile Maestro

Un desgarro había frustrado su anterior regreso. Pero esta vez la cosa va a ser distinta, suena a despedida y lo es. Demasiado merecida. En algún momento al diego lo despidieron y su heredero entro a deleitarnos con esa cintura endiablada, con esa picardía de los potreros jujeños. Es el momento en que pese a no estar ni en condiciones (dentro y fuera de la cancha) de ser convocado, la historia lo invita a vestir por última vez la celeste y blanca. La 10, celeste y blanca. Un mimo del Diego. El maestro reconoce a su discípulo.

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